viernes, 24 de julio de 2015

El 7 de junio la besé y a la noche escribí: "Mañana pensaré. Ahora estoy cansado. También podría decir feliz. Pero estoy demasiado alerta como para sentirme totalmente feliz. Alerta ante mí mismo, ante la suerte, ante ese único futuro tangible que se llama mañana. Alerta, es decir: desconfiado".
Sin embargo, ¿de qué me sirvió esa desconfianza?.

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