jueves, 11 de abril de 2013

La soledad es un precario sucedáneo de la amistad. Yo no tenía muchos amigos. 
[...] No la soledad angustiosa y amarga que después iba a convertirse en mal endémico de mis treinta años, sino la soledad atrayente y buscada, la soledad exclusiva que todas las tardes me esperaba en el altillo, ese reducto hasta el que llegaba el pulso tranquilo de la siesta del pueblo, la siesta total.
M.Benedetti.

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