La gravedad funciona de forma extraña, a veces nos atrae entre nosotros a necesitarnos de forma extrema, como los niños al chocolate o los beatos a la iglesia. Otras en cambio la gravedad nos expulsa, nos dispara hacia la oscuridad del cielo y no hay forma de agarrarse a nada...
Cuando nos despedimos no se echó a llorar.
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