La gente ordinaria espera a que la vida le descubra sus secretos, pero a la minoría, al elegido, le son revelados los misterios de aquélla antes de que caiga el velo. Alguna veces esto era por efecto del arte, y principalmente del arte literario, que se relaciona inmediatamente con las pasiones y la inteligencia. Pero de cuando en cuando una personalidad compleja sustituía y asumía el puesto del arte; llegaba a ser realmente, en su género, una verdadera obra de arte, pues la vida produce obras maestras exactamente como la poesía, la escultura o la pintura. 
[El Retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde]

Nunca menciono el nombre de alguien muy querido. Es como renunciar a una parte de él, por lo que he aprendido a amar en secreto. Me parece que es la única cosa que puede hacernos la vida moderna, misteriosa o maravillosa. Lo más común pasa a tener un sentido distinto, delicioso si alguien nos lo oculta. [...] Una costumbre tonta, lo confieso; pero en cierta forma me parece que aporta romanticismo a la vida de uno. ¿Pensarás que soy un loco de remate?.
[El Retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde]

Es al espectador, y no a la vida, a quien refleja realmente el arte.

Somos arte.

No quiero un final feliz, sólo quiero serlo.
Repartir el amor, retrasar el momento.

Así, pensaba en él sin quererlo,
y cuanto más pensaba en él más rabia le daba,
y cuanto más rabia le daba, más pensaba en él.
[El amor en los tiempos del cólera, Gabriel García Márquez]

Barcelona.

Mariafa: MTQPN.

Y todo sienta bien.

Hasta la irritación que causa el roce de tu barba 

cuando en plena agitación me besas con pasión. 

Mi Lu
mi lubidulia
mi golocidalove
mi lu tan luz tan tú
que me enlucielabisma
y descentratelura
y venusafrodea.

Mi lu

mi luar

mi mito

demonoave dea rosa

mi pez hada

mi luvisita nimia

mi lubísnea.

[Mi lumia, Oliverio Girondo]

"Así se juega, hay que arriesgarse". 
A continuación fue relativamente sencillo tomar un hilo de su propia frase, construir una teoría del riesgo, y convencerla de que se arriesgara conmigo.
[Familia Iriarte, M.Benedetti]

¿Dónde vamos tan deprisa?, me pregunta su sonrisa. 

Otoño y mariposas.

No le pidas coherencia a mis actos de calles estrechas.

No le pidas coherencia a mi mente.

No le pidas coherencia a mi vida.

Es tan fácil como comprender el principio del universo,
como conservar la nieve entre las brasas de un incendio,

y no puedo cambiar.

¿Te parezco complicada? Puede ser. Bien sabés que de un tiempo a esta parte sentía la necesidad de aislarme, de reencontrarme con mi soledad perdida.
[Terapia de Soledad, M.Benedetti]

Hablaba de muchas cosas (interesantes, reveladoras) pero no de sí misma.

Pensó que nunca había conocido un otoño tan espléndido y en el que pudiera respirar hondo con tanto disfrute. Todavía no se veían muchas hojas secas, pero las que había parecían de oro. Además, era evidente que también los árboles respiraban hondo.
[Revelación de otoño, M.Benedetti]

Obstinado en mantenerte como un viento a mi lado.

Y yo procuraré sonreír más a menudo y acostarme a una hora prudente.
Y yo procuraré no suspirar tan a menudo y acostarme a una hora prudente.

Te vas…

quemos mis naves cargadas de incertidumbre. 

Tú te empapaste en Granada de la mirada de gente que te sonríe atontada. 
La semana pasada no era lo que esperabas, sólo fue un movimiento que hiciste fuera de tiempo.

Dices que no pasa nada.

Juntamos otra vez,

tu juego y mi razón
mi juego y tu razón.

Quedamos a las 8.30 para recuperar 

nuestro hilo conductor. 

Y regresaste cantando, " no te veré por un rato".
y dices que no pasa anda. 

Al final de todo, lo más lejos posible. Sol impreso en la retina. Sentí mi corazón reventar.

- ¿Puedo preguntarle cuál es la intención de estas preguntas?
- Conocer su carácter, sencillamente – dijo Elizabeth, tratando de encubrir su seriedad –. Estoy intentando descifrarlo.
- ¿Y a qué conclusiones ha llegado?
- A ninguna – dijo meneando la cabeza –. He oído cosas tan diferentes de usted, que no consigo aclararme.
[Orgullo&Prejuicio, J.Austen]

Podría perdonar su vanidad si no hubiera herido la mía. 

La humedad de la mañana le remite a otros otoños.

Miró a su alrededor con una curiosidad tan premiosa que casi le dio vértigo, y respiró a todo pulmón, como si tomara durezas para empezar a contar desde cero.

Con ganas de volver a verte.

Y a pesar de todo me regalabas libros.

Sólo para sondear mi amor.

Saber si te quería, aún.

Paralelo a lo que surja.
Paralelo a tus palabras.
Paralelo a tu tiempo y a tu cama.

Paralelo a ti, contigo…

 una y otra vez.

Nadie sabe cuanto me cuesta el disimular.

"Vos tenés unas lagunas ideológicas que son casi océanos"
Puede ser, reconocía, pero de paso les pedía que se fijaran: las lagunas por lo general están quietas, y los océanos se mueven y cómo.

Y claro a Mozart no se lo puede escuchar con miedo sino con el espíritu libre y la conciencia tranquila. […] Ahora te servís whisky, por más que no te gusta empezar tan temprano. Pero no te tortures, torturador; no es posible que de una sola vez te quedes sin Mozart y sin whisky. Por lo pronto, el whisky no tiene tantas exigencias como Mozart: para disfrutar de un trago, no es imprescindible que tengas la conciencia tranquila. Más aún, mala conciencia con dos cubitos de hielo, es una bella combinazione.
[Escuchar a Mozart, M.Benedetti]

Sólo hay algo que le trae un poquito de amargura, la última tal vez, y es la certidumbre de que Pequebú va a morir sin normbrarlos. Ni a ellos, ni a Machado. 

[Pequebú, M.Benedetti]

"No hay que prometer nada porque las promesas son horribles ataduras, y cuando uno se siente amarrado tiende a liberarse, eso es fatal".
En ese momento me pareció que ella también tenía un doble nivel, pero sin hipocresía. Quiero decir que mientras desarrollaba todo ese razonamiento tan abierto al futuro, sus ojos me decían que la abrazara, que la besara, que iniciara por fin los trámites básicos de nuestro deseo. Y cómo podía negarle lo que esos ojos tan tiernos y elocuentes me pedían.

La abracé, la besé.

[Puentes como liebres, M.Benedetti]

Tengo mi tristeza siempre ahí, escondida poniéndose guapa.

En una habitación sin vistas, con un desconocido que conocí en mi búsqueda de la felicidad.

[Me vi interrumpida por la metafísica]

Te odio.

Odio la mañana, el café sin planes, sin ti.

Y odio las dudas de echarte al olvido o llamarte para contarte, qué sé yo, que sigo existiendo.

Odio las ganas de verte...

y empieza a cansarme este odio.

La cama te extraña, yo te extraño, todos te echamos de menos.

Que volver a tu casa, todas las noches, te dará algo de confianza, no mucha, pero un poco, en medio de este mundo tan poco confiable.
[La borra del café, M.Benedetti]

Entonces sentí una tremenda opresión en el pecho, una opresión en la que no parecía estar afectado ningún órgano físico, pero que era casi asfixiante, insoportable. Ahí, en el pecho, cerca de la garganta, ahí debe estar el alma, hecha un ovillo.

Macanudo.

Me sentí vivir. 

Esa opresión en el pecho significa vivir.

"¿Y si lo dejamos al azar?", preguntó.

- Me gustó conocerte.
-¿Conocerme? Mucho no hemos hablado.
- Lo suficiente. Y una relación no sólo se construye con las palabras. También hablan los ojos ¿no?
- Ajá. ¿Y se puede saber qué te dijeron mis ojos?
- Reservado.
[Conversa, M.Benedetti]

Te observo durmiendo. Pequeño misterio que nadie jamás resolvió.

Me gusta cuando duermes y odio madrugar. 

Te echaré de menos hoy.

Tus escapadas al cielo.
Tus vacaciones de lo nuestro.

Algunos domingos transcurren tan despacio que te permiten pensar. Pensar por el placer de pensar. Y el riesgo que entraña elucubrar es que a uno se le acaban ocurriendo cosas. Buenas ideas o malas ideas, según.
[A ciegas por Manhattan, Nuria del Saz]

Mariafa, pensante.

Jugando con fuego al menos no te ahogas. 

Vengo con la intención de robarte la atención, de provocarte un sentimiento.
Vengo con chispa para dos. Imagínate si yo no creyera en este invento.

Dejo mi mochila para andar liviano.
Sigo caminando de espaldas al viento.

La miró una vez más. En un papel garabateó una frase: "Gracias, vientre leal", y lo dejó sobre la cama en desorden.

- Es muy difícil.
- ¿Qué?
- El amor. ¿Cómo amar sin poseer? ¿cómo dejar que te quieran sin que te falte el aire?.

En realidad creo que estás asustado.

- ¿Ya la encontraste?.
- ¿A quién?
- A la que vuela.

"Conocerte me está jodiendo la vida."

Que el maquillaje no apague tu risa.
Que el equipaje no lastre tus alas.
Que el calendario no venga con prisas.

Que gane el quiero la guerra del puedo.

Que el fin del mundo te pille bailando.

Que las verdades no tengan complejos.

Que nunca sepas ni cómo, ni cuándo; 

ni ciento volando; ni ayer, ni mañana. 

La fiesta era distinta. En primer término, era fiesta. Ella no sólo gozaba, también se divertía. Nuestro acto era alegre. No está mal reír en pleno orgasmo.

Ahí reside el secreto.

[M.Benedetti, La borra del café]

Que se siente con el cuerpo y la mente.
Que con los oídos se escucha.
Que cuesta ser sensible y no herirse.
Que herirse no es desangrarse.
Que para no ser heridos levantamos muros.
Que quien siembra muros no recoge nada.
Que casi todos somos albañiles de muros.
Que sería mucho mejor construir puentes,
Que sobre ellos se va a la otra orilla y también se vuelve.
[Desde los afectos, M.Benedetti]

Sin ser, me vuelvo duro como una roca. 

Buscando mi destino.

Viviendo en diferido, 

sin ser, ni oír, ni dar.

Menos humos…

 ...y más fuego. 

Todos sabemos que esto no es definitivo, 

que es una suerte loca, 

quizás un breve delirio.

[Ahora vale la pena, M.Benedetti]

Y de tanto reír fui incapaz de arrancar, ni hacia delante ni atrás…

...sino ascendiendo por los aires.

A solas hablo contigo y te cuento que la luna es roja...

No puedo, no, tocarte si tú no me dejas;
besarte si tú no me lo pides.
Instinto animal hay de sobra.

La marca que deja un beso no es tan mala.

Tanta química, tanta física

tantas ganas de morder(te). 

Como ve, doctor, a veces los sueños son mejores que la realidad y también viceversa. ¿Recuerda lo que dijo Kant? "el sueño es un arte poético involuntario".
[Conciliar el sueño, M.Benedetti]

Teníamos gustos y disgustos compartidos.
[Un sabor ácido, M.Benedetti]

Al final me aburrió, o me aburrí, no recuerdo bien.

[Nube de verano, M.Benedetti]

Arránqueme

la ropa y las dudas.

Desnúdame. Desdúdame.

[E.Galeano]

- ¿Puedo quitarme los zapatos?

- Puedes quitarte lo que quieras.

- ¿Incluso las inhibiciones?

- Eso antes que nada.

[Gracias por el fuego, M.Benedetti]

Leía cuanta cosa le caía en las manos y le gustaba tomar vino y escuchar historias y opiniones. Era una esponja de absorber palabras, siempre callado, siempre curioso.

Un buen día él mismo descubrió quién era.

[E.Galeano]

Weil du dich versteckst süß in deinem Stolz,
klein und süß,
Herz Schutzschild.
[Corazón Coraza, M.Benedetti]

"Ahora mismo tengo una sensación de tristeza, mezclada con esperanza y un poco de hambre que me hace sentir nervioso y sexualmente excitado".

[El rompecabezas del cerebro, Emilio Gómez]

Confesaré: Ha vuelto aquella fiebre de siempre; tras la ventana desnudaba a la mitad de la gente.

Innsbruck.

Piensa menos y vive más.

Macanudo.

Entonces tuve un momento de extraordinaria lucidez, en el cual abarqué con la mirada el camino seguido hasta allí. Pensé: ahora posees la clave y tienes posibilidad de abrir entonces todas las puertas. Pero entonces alguien susurró en mí: «¿Por qué abrir todas las puertas?».

Me sentí a disgusto y dejé de pensar. Había llegado al límite.

[Recuerdos, sueños y pensamientos, C.Jung]

“Cuando creí tener todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”. (M.Benedetti)

Una sentencia que apela a la incertidumbre, a la improvisación, a la sorpresa. 

Al placer de descubrir, a reinventar y redefinir.

Los detuvieron por atentado al pudor. Y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse. En realidad, su amor no era sencillo. Él padecía claustrofobia, y ella, agorafobia.  Era solo por eso que fornicaban en los umbrales.
[Su amor no era sencillo, Mario Benedetti]

Que tengo lo que tengo,

debo lo que debo,

y quiero lo que quiero.

Estos días me han dado clases para no confiar en la gente.

[Por suerte, he suspendido]

Cuando nos juntamos vos dirías que oscilamos entre la desdicha y el agobio. Ni siquiera hemos aprendido a sentir melancolía. Ni rabia. [...] El problema es que no aguanto ni el dolor ni la alegría planificados, obligatorios por decreto, con fecha fija. 
[Andamios, M.Benedetti]

- Nunca hemos conversado francamente- dijo-. Usted y yo.
- Nunca. Es tan difícil. Sin embargo, nos hemos dicho muchas veces las mismas cosas.
- ¿No le parece que sería el momento de hablar de otras? ¿O de las mismas, pero sin engañarnos?.
[Almuerzo y dudas, Mario Benedetti]

2014: Improvisación. Motivación.